Recién nacida |
Con mis padres en la vereda de la casa de mis abuelos maternos |
Con mi silloncito en la primera casa de Barrio Parque Capital |
MI VIDA…
Prólogo
“Converso con el hombre que siempre va conmigo
quien habla solo espera hablar a Dios un día;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía”
quien habla solo espera hablar a Dios un día;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía”
A.
Machado
“Mi
infancia son recuerdos de un patio” y dos casas,
“un
huerto claro donde madura el limonero” y el naranjo,
el durazno, el ciruelo y el damasco,
el pomelo, el mandarino y el quinoto.
Nacida en Gálvez, provincia de Santa Fe, Argentina;
“mi
historia y mis raíces que
recordar sí quiero”.
Mi padre…mecánico de
aviones por las mañanas y
Por las tardes armando
heladeras.
Sábados y domingos…la
huerta familiar y
Mi madre la cuidaba de
lunes a viernes…
Regando las verduras y
los frutos y quitando las malezas.
Ellos despertaban muy
tempranito…cuatro horas del amanecer por llegar.
Él a su trabajo y ella a
bordar pañuelitos (conservo algunos), baberos y babitas y cuánto más.
Gracias a papá y a mamá ,
mi hermano y quien escribe, pudimos estudiar.
Primero alquilaron una
humilde casita en Barrio Parque Capital en la ciudad de Córdoba…lentamente
comenzaron a construir nuestra casa y en el mismo barrio.
Intentaré no ser
desprolija…desconozco si lo lograré.
Los recuerdos,
guardaditos en mi mente están.
Un recuerdo de mis dos
años…otro de mis casi cuatro años.
Y ambos recuerdos me recuerdan a Eusebia.
Ella con sus catorce años
cuidaba a mi madre de cuatro años cuando mi abuela trabajaba. ¡Siempre al lado
de mis abuelos maternos!, especialmente de mi abuela. Abuelo Mario y abuela
Virginia.
Mis abuelos paternos
Pablo y Margarita. El nono Pablo falleció cuando tenía dos años (un recuerdo). Tuvo una operación de urgencia y quienes lo intervinieron olvidaron instrumental en su abdomen…
Mi hermano nació un 30 de septiembre de 1951 (en casa de mis abuelos maternos).
El 1ro de octubre de 1951 quien escribe cumplía cuatro añitos.
Descendiente de italianos
“el nono” y la “nona”. Luego, la escuela, me indicó que debía llamarlos abuelos
y abuelas y, en este preciso momento, me pregunto el por qué. Lo desconozco…
Me supieron decir que no
puedo tener recuerdos de mis dos
años…y sí ese recuerdo está en mi.
Mi nona Margarita viajaba
a Córdoba…compartíamos la misma habitación. Me parece verla despertando por las mañanas, trenzando su
largo cabello y haciendo un rodete y recién, en ese momento, dejaba la cama.
El nono Pablo realizó con
sus manos abanicos para las mujeres, todavía conservo el de mi madre. Él
siempre guardaba muchos caramelos para invitar, así lo cuenta la historia
familiar.
Mis abuelos maternos Mario y Virginia.
Con el nono Mario tengo
muchas vivencias que comentar y, era mi aliado.
Con la nona Virginia todo
era paz y armonía…me despertaba (ya mi abuelo había dejado la cama) y me
acostaba a su lado.
En mi mente y antes de comenzar a escribir…pensaba ¿por qué
tiempo de mi vida inicio esta síntesis biográfica? Opté desde el pasado hacia
el presente.
Intento estar desnuda de pre conceptos. Ser yo, simplemente
yo.
Viajar a lugares inexplorados por mi mente.
Cerrar los ojos y ver esa “realidad” que aunque presente me
resulta difícil entrar. Es otra dimensión…La percibo, la intuyo.
Por momentos creo que mi mano puede tomarla y después
advierto que no puedo. Está más allá de mis sentidos…
Lentamente…y siendo
paciente bajaré mis párpados e intentaré caminar por túneles que me mostrarán
la luz.
Son túneles con movimiento los que voy transitando…Mi mente
se detiene, intenta “ver” lo que no puede ver…pero está, se siente. Respiro
profundamente y, tal vez, la nube que cubre mis ojos se diluya.
Dicen que tengo problemas auditivos… ¿será así?
Por momentos pienso que he decidido escuchar las voces que quiero escuchar.
Las amorosas voces de mis hijos y de mis nietos y…
Las voces amables que me rodean mirando las hojas del roble
que en cada otoño caen a la espera de una nueva primavera. Sus frutos cayendo
sobre el techo de mi casa. Luna (una de mis mascotas), golpeando la puerta
cuando tiene hambre o mirándome al abrir un paquete de galletitas y en esa
mirada me dice ¿me invitás con una o dos o…? y…
Las voces de quienes me han demostrado y me demuestran el
afecto compartido.
“A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una”
y escucho solamente, entre las voces, una”
Susana B. Biassoni Ghirardi
Pilar, provincia de Buenos Aires
11 de mayo-23 de mayo de 2016.
Recién lo leo madre. Simplemente bello. ❤️
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