sábado, 19 de septiembre de 2015

Interrogantes a modo de prólogo


¿Con quiénes conversamos…?

¿Por qué conversamos…?

¿Cuándo conversamos…?

¿Dónde conversamos…?

¿Cómo conversamos…?


Algunas personas me han preguntado el por qué Tertulia “es un espacio para conversar…”

Algunos comentarios previos:
1.- la palabra CHARLA  proviene del italiano “ciarlare” que era lo que hacían los charladores al relatar las peripecias de Carlo Magno (Charles).
Si bien “charla” es una plática con un determinado objetivo, también se la puede interpretar como insubstancial y poco productiva. De ahí que ha derivado en “charlatán” es decir “charla sin sentido serio”.

2.- la palabra HABLAR del latín “fabularis” o sea fábulas. Estrictamente, el verbo latino “fabulor” significa contar historias.
En castellano medieval la forma era “fablar”, sin que hubiera perdido aún la “f” inicial. Al día de hoy se utilizan como iguales: hierro y fierro.


La palabra CONVERSAR proviene del latín “conversari” y significa “vivir, dar vueltas, en compañía”.
La palabra conversación es diferente al diálogo y al monólogo; tiene sabor a compañerismo. Proviene del latín “conversatio” y está formada por el prefijo “con” (reunión) más el verbo “versare” (girar, cambiar, dar muchas vueltas) o sea que la definimos como el arte de reunirse un grupo de amigos, quienes se reúnen “con” a exponer diferentes puntos de vista y modificar (o no) pero siempre ESCUCHAR, su propio punto de vista (y ésto es importante: escucharse a si mismo) o el de los contertulios o “parroquianos”.

La sinergia comunicacional  donde el todo es mayor que la suma de las partes, es magia y misterio y, según mi entender, continúa siendo una incógnita.

Susana B. Biassoni

Prof. en Letras

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