jueves, 1 de octubre de 2015




DOS NIÑAS

Jugaban ellas y se alejaron más de lo costumbre. Era una bonita tarde de verano. Jugando y caminando llegaron a una especie de lugar muy cerrado.

Se miraron y se preguntaron ¿qué habrá tras ese muro?
Por supuesto no tenían la respuesta…

El atardecer se acercaba y se dijeron “mañana volveremos más temprano”

¿Regresarán?
Y si regresan ¿qué encontrarán?

No pudieron dormir...

Comentaron lo sucedido y optaron por leer...








Llegó el amanecer y recién con los primeros rayos de sol María Tertulia y María Cecilia algo pudieron descansar.

En sueños se recordaban más pequeñas y jugando con sus muñecas.
Esa tarde debían regresar y saber que sucedía tras el muro.
Ambas estaban muy ansiosas pero se preguntaban qué pretexto darían a sus madres para salir a jugar más temprano.

"Algo pensaremos" se decían a si mismas.
La intriga, el misterio y la curiosidad podían más.









Esa tarde les fue imposible alejarse...
Optaron por comer algunas manzanas y pensar.

Conversando...recordaron que en casa de María Cecilia había un desván. Lugar prohibido...muy prohibido.

Algo escondido había en él y vaya a saber por qué lo asociaron con el muro que debían escalar.

Acceder al desván era tarea casi imposible. Necesitaban una escalera y poder abrir el candado.
También una vela, habían escuchado decir que era un espacio sin luz.

¿Cómo lo harían y sin que las familias se dieran cuenta?

Por algunos comentarios recordaron que allí se alojaban algo así como recuerdos de otros tiempos.

¿Algún viejo baúl...alguna valija en desuso?
Absortas como estaban no tomaron en cuenta que se acercaba una tormenta...

 Y llegó la lluvia...







Olvidé relatar que María Tertulia y María Cecilia además de ser muy buenas amigas, eran primas. Sus mamás... gemelas.

Sus casas muy cercanas, casi igualitas.

Mirando la lluvia a través de la ventana pensaron en aquella fotografía de la abuela niña, tras la imagen algo querían descubrir...no sabían qué. 
Algo había... ¿sería el muro?

Miraban y volvían a mirar la fotografía...nada.

La casa de la bisabuela no quedaba lejos, aunque estaba cerrada desde hacía mucho tiempo. si lograban entrar (les parecía más fácil que acceder al desván o escalar el muro) tal vez encontrarían lo que tanto buscaban, saber el secreto que se escondía tras el muro.

Transcurrían los días y suponían que pronto el enigma y el misterio serían develados...






 Abuela niña, Enrique Herreros


Bisabuela Isabel, Waterman Wood


Las hermanas gemelas (madres de María Tertulia y María Cecilia) convinieron que esa tarde irían al almacén del pueblo a realizar algunas compras.

Invitaron a sus hijas a acompañarlas y dijeron no. La excusa...tenían muchos deberes que hacer y mucho que estudiar.

Era la oportunidad que tenían para acercarse a la casa de la bisabuela y además sabían que sus mamás se demorarían conversando con alguna vecina y mirando algunas telas.

Las señoras subieron al viejito auto y partieron, no sin antes hacerles miles de recomendaciones a las pequeñas. Como imaginarán las palabras de ellas fueron "vayan tranquilas, estudiaremos toda la tarde".

María Tertulia y María Cecilia no acostumbraban mentir pero la impaciencia las superaba.
¡Había llegado el momento de caminar hacia la casa de la bisabuela!
...
Pudieron ingresar a lo que fuera un jardín...una cala florecida, una vieja salamandra.
Miraron la puerta y una ventana y se preguntaron ¿cómo entraremos...?
...
Cuando se dieron cuenta, sus mamás ya debían estar regresando y corriendo a llegar cuanto antes a sus casas.

Se prometieron que en la próxima oportunidad que se les presentase...sí o sí entrarían a la casa de la bisabuela.



"Almacén de Pueblo", Germán Ferrari







El tiempo transcurría y María Tertulia y María Cecilia no lograban el momento de regresar a la casa de la bisabuela.

El otoño estaba cerca...ya habían comenzado a caer las primeras hojas del viejo roble.

Una noche escuchan que sus padres debían viajar a la cercana ciudad a visitar una persona que tenía interés en comprar la casa.

Se dijeron... "es nuestra oportunidad". Por supuesto otra excusa debieron pensar para no acompañarlos.

"Ordenaremos nuestros roperos y veremos la ropa de abrigo"
...
No me pregunten cómo...pero entraron a la casa de la bisabuela Isabel.

Una ventana les llamó mucho la atención...algo a la lejanía se veía. Imaginaban otro muro...el mismo no podía ser.

Encontraron dos sillones viejitos...
Libros de otros tiempos...
Una biblioteca que acusaba el paso del tiempo...
Cartas con una flor seca...
...
Un pequeño cofrecito sobre una mesa de luz les llamó la atención...tímidamente lo abrieron y encontraron una pequeña esquelita...
...
Nunca pudieron saber qué se escondía tras el muro y supieron en ese momento que no debían intentarlo más porque...

Porque tal vez y en algún encuentro furtivo y cerca del muro la bisabuela le dijo a su enamorado "no volveremos a vernos" o tal vez ellas habían imaginado un cuento de hadas...

De príncipes que rescatan a sus princesas.

La esquelita la guardaron y ya siendo mayores solían releerla y sus preguntas continuaban sin respuestas.
...
Sí...había una respuesta...
Tengo mi respuesta.

¿Y ustedes?
© Susana B. Biassoni
Pilar, 01 de octubre de 2015

FIN





















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